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Edwin Santiago

Fe Explosiva

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  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    Créale al Dios de la victoria. Cuando parezca que aparentemente estoy destruido y no hay más solución, él se luce y me levanta, me pone de pie y usa mi boca y mis manos para traer victoria en medio de mis circunstancias.

    Rahab confió en el Dios de la victoria, ella creía en él, aun sabía que el pueblo de Israel invadiría Jericó, una ciudad amurallada y cerrada, y a la que ningún ejército podría ingresar fácilmente. Con este conocimiento natural cualquiera sabría la dificultad que el pueblo tendría para tomar Jericó, pero ella conocía que el Dios de la victoria estaba a cargo de esta batalla. Este es el Dios que pelea por usted, el que le entregará el triunfo en sus manos. Usted no tiene que hacer mucho porque no es con espada ni con ejército, sino con su Santo Espíritu. No se trata de fuerza humana, sino de sabiduría. Es el poder de Dios que opera en usted, el mismo Dios de Abraham, de Jacob y de David está con usted y es mayor que el que viene en contra suya. Ninguna arma forjada contra su vida prosperará. Usted tiene que proclamar esa victoria.

    No se desanime ni hable negativamente. No declare duda ni incredulidad. Tenga confianza en el Dios de la victoria, ya que de la misma manera que le ha dado victoria en el pasado, se la dará hoy.

    David decía: «Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado» (Salmo 27:3).

    Nadie que sea parte de la familia del pueblo de Israel o sea hijo de este Dios estará en derrota. Todo lo que es nacido de Dios vence, porque nuestra fe en él es la victoria que ha vencido al mundo.
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    FE EN LA VICTORIA DE DIOS
    «Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido» (JOSUé 2:10).

    Otra característica de la fe de Rahab fue la confianza en la victoria de Dios. Ella declaró: «y lo que habéis hecho». Dios usó nuestras manos, nuestra boca, nuestra vida para lograr grandes victorias, y sin embargo nosotros mismos no podemos creer después. Ella no dijo: «Dios ha hecho» sino «ustedes han hecho». Lo que en realidad deseaba expresar era: «Lo que Dios ha hecho a través de ustedes».

    Debemos recordar las victorias que Dios nos ha dado y dejar de enfocarnos en la dificultad. Él nos ha usado para traer victoria a nuestra vida y también a otras personas. Si usted declara ser un hijo de Dios debe saber que él no tiene hijos vencidos, porque nunca perdió una batalla, ganó todas. Enfóquese en lo que Dios ha hecho con su vida.

    Cuando David fue a enfrentar a Goliat no miró el momento, sino que recordó tener el entrenamiento para vencerlo, ya que en oportunidades previas había matado osos y leones con sus manos, por el poder de Dios.

    En otras palabras, estamos parados sobre la roca de lo que Dios ha hecho anteriormente en nuestra vida. Si él nos ha usado en victorias anteriores, debemos recordar qué batallas hemos ganado en el pasado, contra qué osos hemos peleado, y el mismo poder que nos ha dado la victoria antes estará presente junto a nosotros hoy
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    Rahab pudo creer en el Dios de la liberación, que abre el Mar Rojo, aun sin haberlo visto. Si Dios lo hizo con el pueblo de Israel, lo hará con usted. Si a ella le bastó solamente con escuchar lo que Jehová había hecho cuando abrió el Mar Rojo, a nosotros nos tiene que sobrar fe al tener la Biblia que nos relata todos los eventos de fe que el Señor hizo con su pueblo.

    ¿Podrá usted hoy confiar en él? Si lo hizo con Abraham, con Moisés, con David, lo hará en su vida. Dios no hace acepción de personas, usted es parte de su cuerpo, es parte de su iglesia y de su pueblo. Él vino a traer liberación también para este tiempo. Dios está al tanto de todo lo que le ocurre a su pueblo, por eso dice: «Clama a mí y yo te responderé». Él viene a su rescate, a su liberación, tiene que confiar en el Dios de la liberación.
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    Otra de las características de la fe de Rahab era la fe en la liberación de Dios. El versículo 10 que dice: «Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido».

    A Rahab le habían contado la historia de que Dios había abierto el Mar Rojo delante del pueblo de Israel. Aunque no era su Dios, ella sabía que ese Dios nunca abandonaría a su pueblo. Ella conocía que ese Dios nunca dejaba a su pueblo a merced del enemigo, que siempre llevaba liberación a su pueblo.

    Ella sabía lo que Dios había hecho cuando el pueblo estaba atrapado entre el Mar Rojo y Egipto, y los enemigos a sus espaldas, por eso ella declaró: «Este es el Dios de la liberación, el que libera, el que redime».

    La palabra «redimir» significa «liberar». Cada vez que su pueblo está atrapado Dios siempre tiene una salida, nunca los abandona.

    El mensaje que Rahab nos enseña es que debemos confiar en el Dios que libera. No importa cuán difícil sea su situación, Dios nunca llega tarde, siempre llega a tiempo. He vivido mucho tiempo por fe y puedo asegurar que este Dios nunca llega tarde ni temprano, él llega justo a tiempo para llevarse la gloria y la honra. Entonces, después de que haya ocurrido lo que esperaba, no diremos: «¡Qué suerte!, ¡Qué cosa maravillosa!, sucedió por mi sabiduría», sino que Dios se llevará la gloria y la honra.

    Si alguna vez en la vida se siente acorralado, entre la espada y la pared, y cree que no hay más salida, entonces la fuerza del Dios que liberta aparecerá sobre usted. Habacuc dijo:

    «Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación» (3:17-18).

    Pero la versión Edwin Santiago dice: «Aunque no tenga leche en la nevera, aunque no tenga gasolina en el auto, aunque no tenga dinero en la cuenta bancaria, aunque falte el producto del olivo, y todo me falte, yo me alegraré y me gozaré en el Dios de mi salvación, de mi liberación, de mi redención».

    Él es el Dios que libera, el que rompe las cadenas, el que nunca abandona a su pueblo. Él nunca lo dejará, por más difícil que parezca su situación. Aun cuando usted camine sobre las aguas y por quitar la mirada de él empiece a hundirse, su mano lo sostendrá, no lo dejará solo.
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    FE EN LA PROVISIÓN DE DIOS
    «Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra» (vv. 8-11).

    Rahab tenía fe en la provisión de Dios: «Sé que Jehová os ha dado esta tierra». Cuando Dios nos dice: «Esto es tuyo», no hay que buscar nada más, ya fue hecho.

    El pueblo de Israel caminó cuarenta años en el desierto y vio grandes milagros de Dios: El Mar Rojo abierto en dos, la provisión del maná del cielo, la seguridad de la columna de fuego de noche y tantas otras maravillas. Aunque Rahab solamente había oído acerca de los milagros y las señales de Dios, inmediatamente supo que Dios le había dado esta tierra a Israel. Dios promete y cumple. Cuando él dice que hará algo, usted no necesita verlo, no necesita sentirlo, solamente debe creerle, darle gracias y saber que ya está hecho. No necesita evidencia, no necesita ver la tierra, si Dios lo prometió es suficiente. Él es quien provee, el que da en abundancia, el Shadai, el Dios Todopoderoso. Aunque muchos judíos no le creían a Dios, Rahab le creía.

    Cuando Moisés envió a los doce espías para ver la tierra, diez de ellos regresaron hablando negativamente sobre la tierra y diciendo: «Las tierras están llenas de gigantes y son grandes ciudades amuralladas, no lo lograremos». Ellos no creían en que Dios cumpliría su promesa, pero cuando él promete algo, está hecho.

    Esta mujer tenía una actitud correcta porque poseía la característica poderosa de la fe en la provisión de Dios. Cuando se tiene esta confianza no opera la ansiedad ni la depresión. Si él dijo que lo haría, póngale el sello que ya está hecho en el reino de los cielos. Él dijo: «Todo lo que he prometido ya está dado, está entregado y puedes transferirlo al mundo natural a través de la fe».
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    Rahab protegió a los siervos de Dios aunque nunca le habían predicado de Dios, solamente había oído algo de él. Asombrosamente, esta mujer desarrolló una confianza absoluta en Dios sin necesidad de evidencias físicas. Ella tenía una fe que no dependía de los sentidos naturales. La fe no se trata tan solo de creer, porque el diablo también cree y tiembla. Si dice que cree y no le agrega acción, entonces usted no tiene fe. Si declara tener fe, se tiene que ver.

    Esta mujer tenía una fe absoluta en Jehová y lo demostró a través de sus acciones. Ella escondió a los espías protegiéndolos para que nada les aconteciese. Sabía que aunque los entregara, el pueblo de Israel igualmente tomaría posesión de esa tierra porque Dios se la había entregado.

    Aunque no vivía entre el pueblo de Dios y no vio las señales que experimentaron los israelitas ni participó de la bendiciones del pueblo, solamente oyó lo que Dios había hecho, sin embargo le creyó a Dios. La actitud de esta mujer nos enseña que «no importa si no lo hemos visto y si no pudimos abrazarlo, a este Dios hay que creerle».

    La fe de esta mujer tiene varias características que debemos aprender porque nos ilustran acerca de cómo ingresar al «hall de la fama de la fe».
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    EL PODER DE MI HABLAR
    Hay personas que están tan concentradas en sus circunstancias que no pueden salir de ellas porque nunca buscan la opinión de Dios. Usted tiene que llenarse de la Palabra para poder hablarla. Si está lleno de otra cosa, no puede pretender que su circunstancia cambie. Tiene que saturarse de la Palabra de Dios y llenar aun hasta las fibras más íntimas de su corazón.

    Para poder hablar lo que Dios habla tiene que oír que está saliendo de la fuente. Para hablar lo que él dice tiene que repetir lo que él dijo, y por consiguiente escucharlo. Tal vez tiene que cerrar sus oídos a lo que otros están diciendo y abrirlos a la voz de Dios.
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    Solemos depositar nuestra confianza en el problema en lugar de depositarlo en la Palabra de Dios. Hay momentos en que confiamos más en la opinión del vecino que en la de Dios. Le creemos más a un analista económico que a la Palabra de Dios. Tenemos más confianza en el diagnóstico médico que en la Palabra de Dios.

    En lugar de hablar quejas y lamentos tenemos que decir: «Señor, tú tienes el poder para cambiar esta circunstancia, dame la Palabra correcta para que yo hable y así poder cambiarla». Si hay algo que no le gusta usted puede cambiarlo. Si hay algo que le está impidiendo avanzar, usted puede cambiarlo.
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    Cuando Dios envía su Palabra, esta no retorna vacía, hará lo que fue enviada a hacer. Esta Palabra que sale de mi boca creará donde no hay nada, hará milagros donde hace falta, removerá los obstáculos que están en el medio, porque la Palabra no vuelve a Dios vacía, infructuosa, sino que logra el objetivo para el que fue enviada.

    La Palabra penetra no solamente en una vida sino en cualquier circunstancia. Es como una espada aguda de dos filos que puede ingresar en cualquier problema y separarlo. Esta Palabra no es solamente viva sino que también es eficaz.

    «¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?» (JEREMíAS 23:29)
  • Willson Barrientosidézett6 évvel ezelőtt
    Hay circunstancias que nos han mantenido encerrados en derrota, y la razón por la cual no pudimos salir de ella fue porque debíamos poner un candado en nuestra boca. Hay quienes en vez de hablar lo que Dios habla dicen cualquier cosa, y de esa manera crean su propio ambiente y su propio estilo de vida sin esperar que Dios hable lo que tiene que hablar. Si repitiera lo que Dios habla en lugar de hablar lo que usted quiere, estaría en una mejor posición.

    ELPODER DE LA PALABRA
    El primer principio de reino que Dios quiere enseñarnos es que la Palabra tiene poder para cambiar cualquier circunstancia. La Palabra es Espíritu, vida, y trabaja eficazmente. Dios usó la Palabra para crear los cielos y la tierra: «Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía» (Hebreos 11:3).

    Lo que se ve salió de lo que no se veía, de lo que no existía. Dios no tiene que verlo para creer. Su Palabra hizo este mundo, estableció el sol y la luna, los días y las semanas, el aire y el oxígeno para respirar. La Palabra formó el agua y todas las cosas que podemos ver y tocar en este mundo.

    Si la Palabra creó lo que vemos de lo que no se veía, entonces lo que nosotros vemos no tiene tanto poder como lo que Dios habla, porque lo que Dios habló creó lo que hoy vemos. Una enfermedad no puede ser mayor que la Palabra de Dios. Un problema no puede ser mayor que Dios, y la Palabra puede cambiarlo pues no es como la de los hombres.
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