Alas para Olga

Voló por todas partes: al norte, al sur, más allá del mar, a lugares donde otras mujeres bordaban otras historias...

Su abuela y la anciana de la montaña le habían enseñado cómo hacer reír a los demás, cómo dar color a sus vidas, cómo hacerlos volar.

Y Olga vio cómo, sobre el campo de colores, aparecían otros nuevos que ella reconocía bien: las flores, las aves, el río, el cielo... ¡todo estaba allí!

La anciana no respondió. Las ancianas no están obligadas a responder.

Siempre caminamos con cuidado y no conversamos con extraños: nunca se sabe dónde se esconde el cazador.

Un bordado es una sonrisa que dibujas con aguja e hilo en un pedazo de tela que se siente muy aburrido porque es de un solo color.

La abuela subió a Olga a su regazo y le

Ese fue el primer recuerdo de su vida. Claro que entonces no sabía lo que era un recuerdo, porque no tenía otros. Tampoco sabía lo que era un bordado.