ni bebido nada desde hacía una eternidad. Medio adormecida se tambaleaba por chozas pobres, edificios de ladrillos y casas de departamentos cuyas ventanas
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en este barrio pobre como un conejito moteado en una pradera podada.
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Debo continuar”, se animaba Maggie diciendo estas palabras una y otra vez.
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Tenía el cabello color negro cuervo, la nariz respingona, la barbolla afilada y las mejillas salpicadas de pecas. La boca era demasiado grande para su cara y sus labios muy carnosos, lo que le daba a su rostro una expresión caprichosa.
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Primera parte: Paradise Square
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multitud de gente era deprimente y Maggie se sintió pequeña e insignificante.