A partir de ahí, la larga lista de la vergüenza: violaciones y culpabilización de la víctima por cómo vestía o cómo se comportaba; acosos sexuales en todos los niveles sociales, en particular en los laborales; humillaciones con respecto al cuerpo que no cumple los estándares de belleza; maltrato doméstico y asesinatos de género; menores forzadas a «matrimonios» que legitiman la dominación y la violación de niñas, y un largo etcétera.