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Vladimir Nabokov

Mashenka

  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    No sé si tú y yo volveremos a vernos, pero quisiera que jamás me olvidaras».
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    »¡Dios mío, qué lejos están aquellos días de esplendor en que nos amábamos…! Igual que tú, pienso que volveremos a vernos, pero ¿cuándo?, ¿cuándo?

    »Te quiero. Ven a mi lado. Tu carta me ha producido tal alegría que aún estoy medio loca, de felicidad…».
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    ¿Vendrás y nos veremos? ¿Imposible? Bueno, es horrible. Pero ¿a lo mejor puedes? Qué tonterías escribo, ¿cómo puedo pensar que hagas el largo viaje hasta aquí, sólo para verme? ¡Cuánta vanidad! ¿No crees?
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    Dices que darías cuantos días de vida te quedan a cambio de un instante de nuestro pasado, pero yo creo que sería mucho mejor que nos volviéramos a ver y pudiéramos comparar.
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    Quizá tan sólo lo hacían para avivar su amor con agridulces recuerdos, pero quizá se daban cuenta de que, verdaderamente, el más dulce período de su felicidad había ya terminado.
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    En aquellos primeros días de amor, se besaron tanto que a Mashenka se le hincharon los labios, y en su cuello, tan cálido bajo el lazo atado al pelo, ostentaba tiernas marcas de vampiro. Mashenka era una muchacha pasmosamente alegre, que reía de pura alegría, y jamás en burla. Le gustaban los juegos de palabras, las frases de doble sentido, los chistes y los versos. Las canciones se le quedaban grabadas en la cabeza durante uno o dos días, y luego las olvidaba, tan pronto eran sustituidas por otras.
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    Las sombras se proyectaban en direcciones contrarias a las usuales, formando combinaciones anormales para la vista de los que conocen las sombras nocturnas, pero no están acostumbrados a las de la aurora.
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    Hubiera querido decir que ya nunca vería París, y menos aún su patria, que toda su vida había sido estúpida y estéril, y que ignoraba para qué había vivido y por qué moría.
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    »Pero hoy es primavera y mimosa venden,

    te traigo un ramo, frágil como un sueño,

    porque en todas las esquinas la ofrecen.
  • marina lzaugzcoidézett3 évvel ezelőtt
    Era conmovedor y maravilloso que sus cartas consiguieran cruzar la terrible Rusia de aquellos días, como blancas mariposas volando por encima de las trincheras.
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