El amor iluminó toda mi vida, sí, toda, hasta el detalle más pequeño, como una habitación oscura, abandonada, a la que se entra con una vela. Me acostaba y me levantaba, me vestía, desayunaba, fumaba en pipa… de una forma diferente, incluso brincaba un poco al andar, de verdad, como si de repente me hubieran crecido alas en los hombros.