Hacia México, una tierra que nunca le perteneció y que sin embargo amó como al mayor de los amantes. Porque el pecado de Carlota siempre fue amar en círculos demasiado grandes: a un marido que no supo corresponderla, a un hijo que no conoció y que se llevó con él todos los besos jamás dados, a una corona arrebatada, a una familia ausente, a un amante perdido