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Books
Max Beerbohm

Enoch Soames

  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    La próxima vez, ese edificio y esas criaturas serán reales, pero Soames será una apariencia. Me gustaría creer que está predestinado a visitar ese mundo de veras, física y conscientemente.
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    su primera visita, Soames era una criatura de carne y hueso, mientras que los seres en medio de los cuales fue proyectado no eran más que fantasmas—sólidos y palpables, pero inconscientes y automáticos—en un edificio que, según creo, era de por sí una ilusión.
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    «El obrero es digno de su salario», no ay más. Por suertentre nosotros ya no se dan los Enoch Soames.
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    Por ej, un skritor kontempraneo, yamado Max Beerbohm, kaunstaba bibo nel siglo bente, skribio un kuento nel k retrataba un personaje imajinario yamado Enoch Soames, poeta de poka monta k s kre un gran jenio y aze un pakto con el diablo para saber k piensa d’el la posterida. Es una satira un poko rebskada pero no desprobista dinteres pk muestra kuan en serio se tomaban los jobenes de la dekada de 1890.
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    Por extraño y siniestro que me pareciera, el Soames de carne y hueso, con su capa impermeable, estaría en ese momento viviendo en la última década del próximo siglo, rebuscando entre libros que nadie había escrito todavía, viendo y siendo visto por hombres que aún no habían nacido. Y todavía era más extraño y siniestro pensar que por la noche estaría en el infierno para siempre jamás. Definitivamente, la realidad superaba la ficción.
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    Yo no habría movido el dedo meñique por salvar a Fausto. ¡Pero al pobre Soames!, condenado a pagar un precio eterno por una búsqueda inútil y una amarga desilusión…
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    Aunque no soy inglés—explicó—conozco bien Londres, señor Soames. Su nombre y su fama, y también la del señor Beerbohm, me son muy familiares. Pero se preguntarán ustedes: ¿quién soy yo?—Lanzó una rápida mirada por encima del hombro y en voz baja musitó—: Soy el Diablo.
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    Un muerto no puede leer los libros que se escriben sobre él. ¡Dentro de cien años! Piénselo. Si pudiera regresar a la vida entonces, aunque sólo fuera por unas horas, y entrar en la biblioteca y leer. ¡O mejor aún: si pudiera proyectarme ahora, en este preciso momento, a ese futuro y a esa biblioteca, sólo durante una tarde! Le vendería mi cuerpo y mi alma al Diablo a cambio de eso. Imagine páginas y más páginas del catálogo: SOAMES, ENOCH, una entrada interminable, infinitas ediciones, comentarios, prólogos y biografías…
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    con el sombrero y la capa que nunca le había visto quitarse cualquiera que fuese la estación, y el otro, un hombre profundamente vital cuyo aspecto siempre me hacía preguntarme si sería un traficante de diamantes, un prestidigitador o el director de una agencia de detectives.
  • Verónica Noyolaidézett3 évvel ezelőtt
    entrar, sólo estaban ocupadas las dos más cercanas a la puerta. A un lado estaba sentado un caballero alto, ostentoso y casi mefistofélico al que yo había visto ocasionalmente en la sala de dominó y un poco por doquier. En el lado opuesto estaba sentado Soames. En el soleado local, los dos ofrecían un curioso contraste, Soames macilento,
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