había acompañado fielmente durante más de dos años. Ya no la necesitaba. Acababa de tropezarme con la vida, la vida de verdad, con su cortejo de duelos, de fracasos, de inefables penas y de alegrías siempre a destiempo.
Viridiana Carrilloidézett14 nappal ezelőtt
Esto sencillamente prueba que por entonces no me asustaba mi propia ignoranci
Viridiana Carrilloidézett14 nappal ezelőtt
Me encontraba narcisista y veleidosa. Le parecía una arrogante cuando, en el fondo de mi corazón, temblaba de miedo. No tenía novio
Viridiana Carrilloidézett14 nappal ezelőtt
Así, en aquel abrazo, es como quiero recordarla.
Viridiana Carrilloidézett14 nappal ezelőtt
tos, y así me tiré toda la noche, mi madre aferrándose a mí, yo ovillada junto a ella, arropada por su perfume a vejez y a árnica, por su calor.
Viridiana Carrilloidézett14 nappal ezelőtt
embargo, poseían algo de lo que mis padres siempre carecerían. Mis padres jamás eran espontáneos. Parecía como si se esforzaran constantemente por dominar, controlar algo oculto en su interior. Algo que en cualquier momento podría escapárseles y causarles una desgracia. ¿Qué sería? Me acordé de las palabras de Sandrino, cuyo sentido aún no entendía bien:
—Papá y mamá son un par de alienados.
Viridiana Carrilloidézett14 nappal ezelőtt
embargo, poseían algo de lo que mis padres siempre carecerían. Mis padres jamás eran espontáneos. Parecía como si se esforzaran constantemente por dominar, controlar algo oculto en su interior. Algo que en cualquier momento podría escapárseles y causarles una desgracia. ¿Qué sería? Me acordé de las palabras de Sandrino, cuyo sentido aún no entendía bien:
—Papá y mamá son un par de alienados.
Viridiana Carrilloidézett14 nappal ezelőtt
veces, intimidado por nuestra pinta de niños de ciudad y nuestro acento francés, algún agricultor nos ofrecía respetuosamente una jugosa caña cuya cáscara violácea arrancábamos a dentelladas.
Viridiana Carrilloidézett14 nappal ezelőtt
veces, intimidado por nuestra pinta de niños de ciudad y nuestro acento francés, algún agricultor nos ofrecía respetuosamente una jugosa caña cuya cáscara violácea arrancábamos a dentelladas.