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Miguel Herráez

Dos ciudades en Julio Cortázar

Es imposible desvincular la obra de Julio Cortázar de las ciudades de Buenos Aires y de París, auténticos espacios míticos por pura definición, ya que ambas constituyen el marco iconográfico en el que se desarrollan las personales historias relatadas por él. El Buenos Aires del primer Cortázar y el París del segundo Cortázar se encuentran aquí en un juego de referencias que va más allá del simple recorrido urbano para poner al descubierto los lugares que transitó el escritor y los que después ha transitado también el autor de este libro. Miguel Herráez, gran conocedor de la vida y de la obra del narrador argentino, conocedor igualmente de esos citados escenarios urbanos, ha trazado en este volumen las localizaciones del imaginario cortazariano de sus cuentos, de sus novelas, de su propia vida, en lo que es una propuesta que traba felizmente el relato viajero, el biografismo, la reflexión sociológica, el ensayo literario y el dietarismo, y posibilita un resultado que mezcla géneros sin fricción alguna, muy al contrario, pues las distintas formas de expresión literarias se armonizan en un todo, tan rico en sugerencias como atractivo en su modulación. Un texto que atrapa al lector desde el arranque de su primera página.
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Első kiadás
2016
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2016
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Idézetek

  • Candela Muñozidézett9 nappal ezelőtt
    Calculo a qué distancia se encuentra más o menos el edificio Chrysler que observo desde mi terraza, desde la terraza de este ático que he alquilado y que se halla a 33 pisos de altura, entre la 45 y la Tercera.
  • Candela Muñozidézett9 nappal ezelőtt
    No me importa, me da lo mismo, lo veo muy cerca, las gárgolas que son águilas, la aguja de acero inoxidable que se eleva hacia la noche, la corona, las luces de las ventanas encendidas aquí y allá, la sensación de soledad que me transmite porque yo creo que no hay nadie en todo ese edificio de 77 pisos, como también lo creo de los rascacielos negros, rojos, blancos, que me rodean con las ventanas igualmente iluminadas desde hace varios días pero sin una sola persona enmarcada, ninguna silueta en escorzo, solo por encima de ellas los viejos y oxidados depósitos de agua de las azoteas que dan aún más sensación si cabe de soledad, incluso de aparente abandono.
  • Zhenya Chaikaidézett3 évvel ezelőtt
    Cortázar vino a París porque le dio la real gana.

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