Llegaron con el Viento

Algunas cosas importantes toman su tiempo

A veces las personas resultan más complejas que lo que se puede ver en sus acciones.

Sus hijos tienen información que podría cambiar el futuro de todos. Fueron necios y poco prudentes, pero no los juzguen con dureza, los adultos debimos haber hecho lo mismo hace tiempo.

Elena acababa de admitir lo que habíamos imaginado sobre ella, pero ahora, después de lo ocurrido, ya no sentíamos ningún deseo de juzgarla. A veces las personas resultan más complejas que lo que se puede ver en sus acciones.

Y no estaba mal la comparación. La tierra, los árboles, las plantas, las rocas, todo había sido levantado y destruido en torno al riachuelo, que lucía empequeñecido y turbio en mitad de aquel paisaje desolado. No había vegetación ni animales en muchísimos metros a la redonda, sólo cráteres de agua y barro.

No puedo probarlo, pero mi tierra limita con la propiedad de Guillén y fue justo desde que ellos metieron máquinas y anduvieron trabajando, que el agua empezó a oler mal y luego a volverse turbia.

En general eran amables; la sensación de haber hecho lo correcto, un cierto orgullo por mostrarme valiente, el recuerdo de la mirada de Tiana. Pero también se colaban algunas ideas ingratas, como el miedo ante lo que podían pensar el resto de los compañeros, ¿aprobaban mi enfrentamiento con el niño más popular del salón? ¿Me darían la espalda? ¿Pasaría yo mismo a estar en el lugar de los excluidos, como Tiana y los otros refugiados? La noche me resultó eterna; mitad vigilia, mitad pesadilla.

Sin lluvia por varios meses, dieron por hecho que ésa debía ser la razón. Pero, aquel día, se sumó al problema de la escasez la presencia de un barro espeso que teñía el agua de un tono amarronado. Y tan sólo unos días más tarde, un olor fétido comenzó a emanar del cauce del río llegando mucho más allá de sus márgenes.

Que olvide el asunto, que aquí nunca van a escucharnos porque sólo somos refugiados, y los refugiados no le importan a nadie. Aquí únicamente estorbamos,

Le planteé a mi padre que teníamos que contarles a todos en Bayadona, contarles que con Guillén empezaron los problemas en Tierra Alta, advertirles, antes de que aquí pasen las mismas cosas malas. Pero mi padre se enojó mucho y salió de casa dando un portazo.