es
Yaa Gyasi

Más allá de mi reino

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  • gaby0801idézett3 évvel ezelőtt
    «No es hasta que nos perdemos, en otras palabras, hasta que hemos perdido el mundo, cuando empezamos a hallarnos a nosotros mismos y nos damos cuenta de dónde estamos y del alcance infinito de nuestras relaciones».
  • gaby0801idézett3 évvel ezelőtt
    En ese lapso, me había prometido que jamás me convertiría en una carga para mi madre, que lo único que ella recibiría de mí sería bondad y paz, tranquilidad y respeto
  • gaby0801idézett3 évvel ezelőtt
    , a la totalidad del pequeño mundo que mi madre había conseguido construir en quince años, el espacio estaba medio vacío.
  • gaby0801idézett3 évvel ezelőtt
    Hay tantas cosas que me gustaría poder olvidar, pero tal vez «olvidar» no sea el término más adecuado. Hay tantas cosas que me gustaría no haber sabido jamás.
  • Moncerratidézett3 évvel ezelőtt
    ¿Qué me ha ocurrido? ¿En qué clase de mujer podría haberme convertido si toda esa locuacidad no hubiera cambiado de rumbo, si no se hubiera escondido en mi interior?
  • Moncerratidézett3 évvel ezelőtt
    Mi madre odiaba la terapia. Entraba con los brazos en carne viva, salía con los brazos en carne viva. Desconfiaba de los psiquiatras y no creía en la enfermedad mental
  • Alejandra Sarminaidézettelőző év
    Pese a todos sus esfuerzos, mi madre no consiguió convencer a Nana de que volviera a la iglesia con nosotras después de aquel domingo en el último banco. Yo me sentí muy aliviada, pero no se lo dije. No quería que la gente nos mirara y nos juzgara. No quería más pruebas del fracaso de Dios a la hora de curar a mi hermano, un fracaso que me parecía increíblemente cruel, a pesar de que toda la vida había oído decir que los caminos de Dios son misteriosos
  • Alejandra Sarminaidézettelőző év
    Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente y con toda tu fuerza. […] Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos dos». En aquellos días medité mucho sobre este versículo, que ocupa tres páginas del diario de mi infancia, copiado una y otra vez, hasta que la caligrafía se vuelve descuidada, perezosa.
  • Alejandra Sarminaidézettelőző év
    Mi madre, Nana y yo éramos los únicos negros en la iglesia de las Primeras Asambleas de Dios; mi madre no conocía otra mejor. Pensaba que el Dios de Estados Unidos tenía que ser el mismo que el Dios de Ghana, que era imposible que el Jehová de la Iglesia blanca fuera distinto del de la Iglesia negra. El día que vio el cartel fuera de la iglesia que preguntaba «¿TE SIENTES PERDIDO?», el día que entró en el templo por primera vez, empezó a perder a sus hijos, que descubrirían mucho antes que ella que no todas las iglesias de Estados Unidos habían sido creadas iguales, ni en la teoría ni en la práctica.
  • Alejandra Sarminaidézettelőző év
    Mary, la hija embarazada del pastor, se convirtió en la comidilla de nuestra pequeña comunidad evangélica durante más de nueve meses
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