Si tuviéramos que elegir el año en el que el «potencial humano» murió, como lo haría un meme, 2008 sería el favorito. El «big data» mismo entró en el diccionario. Chris Anderson, de Wired, publicó el provocativo artículo según el cual el big data iba a reemplazar la teoría científica —una sugerencia no demasiado sutil de que se podía externalizar la innovación humana y dejarla en manos de la informática.