«Dices que estás muy triste, pero te olvidarás de ella, volverás a encerrarte en tu mundo y lo sabes perfectamente. Solo quieres servirte de todo esto para escribir algo. Dices que estás loco por Oyasu, pero estoy convencida de que apenas te ha arañado el corazón. ¿Acaso me equivoco?».
Ivana Melgozaidézettelőző év
Amaneció el último día del año. Mi padre contaba cincuenta y cuatro años y se durmió para la eternidad sin que nadie se diese cuenta, como siempre había deseado.
EDNA TAPIA GUZMANidézett2 évvel ezelőtt
El amor verdadero era solo cosa de los dioses; los seres terrenales, por tanto, no eran dignos de confianza. Los seres humanos, según él, eran entidades solitarias, nada más. Había que asumir esa triste realidad, vivir con el corazón endurecido