Las durmientes

El miedo me lo quitó todo
menos la memoria.

No imaginé que se pudiera cargar con tanto dolor y seguir viva, como ella.

Era noche de luna negra cuando empezó la maldición. El fuego cubrió de cenizas el campo y ninguno

Pero

ahora conozco

todas las historias

todos los secretos.

Despertamos.

Por fin te encuentro, dice y me da un beso.

Un solo beso.

Urdo los hilos que unen a las mujeres de mi historia

las de antes

las de hoy

No la conozco, pero hay un hilo negro que nos une.

Es una mujer vestida de negro. Pero no el fantasma, sino una real, que camina entre nosotros y todos pueden ver.

No estoy aquí. Estoy con ella, con todas ellas. Esas a quienes no invitaron, no fotografiaron ni nombraron.

Ahora entiendo por qué esta pena me siguió todo el día. Es la tristeza de ellas, que me persigue y yo abro los brazos, la recibo porque no se puede salir igual de una historia como esa.