Un Pastor Mayor y un Pastor Menor, padre e hijo, atraviesan un país deshabitado y arrasado por la sequía con un rebaño de noventa ovejas y dos perros. El padre quiere llevar el ganado desde la sierra hacia los pastos de invierno, en el llano, y el hijo lo acompaña para sublimar la realidad de la experiencia trashumante en forma de égloga grecolatina o renacentista. Juntos siguen el curso del río Tajo (o lo que queda de él) en una armonía precaria que se irá al traste con una confesión del Pastor Menor.