No te duermas

eno —dice ella, con los labios apretados—. Un momento, por favor.

n rincón, otros que se quedan mirándote lo suficiente para generarte incomodidad, y

ba al escenario. El público empieza a gritar, algunas personas se ponen de pie, aplaude

que salen arrastrándose de donde se ocultaban y cobran vida ante la ausencia de los demás.

Y también están las criaturas de la noche

Esos secretos que se los comerán vivos por dentro

Pero algunas tienen secretos de verdad, de los complicados. De esos profundos, oscuros y sombríos que acechan debajo de la piel, corren por las venas y se propagan como una enfermedad

Dormir, ese pequeño adelanto
de la muerte.

Quien no esté de acuerdo con eso niega la realidad o está ocultando algo.

Lo cierto es que a la gente le encanta la violencia… a distancia, digamos