El vendedor de silencio (Spanish Edition)

Qué mal negocio era el desamor:

No pedía mucho, carajo, sólo que lo dejaran prostituirse a su modo.»

pero la ficción le da mejores armas para entretejer el destino individual con el colectivo.

historia dice “así fue”; la novela propone “así pudo ser”.

pluma en mano, cohibida por hallarse ante una celebridad.

—¿Es usted Carlos Denegri?

—Era —dijo en medio de las arcadas y se arrodilló a vomitar en una maceta.

nadie puede creer en la noble sonrisa de una cabeza degollada.

En el umbral de la tercera edad no podía, como antes, curarse las crudas a la usanza española, con cama, coño y coñac.

Aquí vive un periodista

con alma de granadero,

el marrano chantajista

más corrupto del chiquero

El presidente no lo responsabiliza de nada. Está convencido de que hay una conjura internacional para desestabilizarlo.

La fe que se requiere para saltar del mezquino yo al inmenso nosotros, una fe surgida de veneros muy hondos, llegó a mi vida cuando más la necesitaba.