Además, desde que salí de la casa de la señora Rule, ninguno me había escrito, ni siquiera tía Amelia o mi abuela. Como si un hoyo me hubiera tragado.
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Siempre sentí que mi padre me quería. La verdad es que toda mi vida he estado rodeado de gente que me ha tratado bien, que me
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Pensé que había regresado. Prendí la luz y vi que no había nadie. Se me soltaron las lágrimas. En ese momento sentí que mi madre había muerto
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Donde estuviera mi mamá era mi casa.
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La única respuesta que me venía era que Antonieta estaba vacía después de haberlo entregado todo. En ese estado depresivo, sin nadie que la abrazara, nadie que la alentara, la muerte le parecía la única solución
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Antonieta conocía la historia de las sufragistas inglesas y americanas y sabía que la agresividad no iba con el carácter de la mujer latina. No fue feminista en el sentido militante. No pretendía que el hombre y la mujer fueran iguales, sino que tuvieran los mismos derechos y oportunidades
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país, y así ayudar a educar a mis ignorantes conciudadanos.
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Fue entonces que me prometí escribir, algún día, un libro sobre este
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Se conmoverá y nunca podrá olvidarme —pensó—. Estaré metida en su corazón hasta el día que muera.”
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¿Qué sentía, odio o dolor? Quería sentir amor. Quería que la mecieran los brazos del amor.