La Vida Está En Otra Parte

Allí tras varias horas de dolores, salió el joven poeta a la sucia sábana del mundo.

Pero si el hombre no puede saltar fuera de su vida, ¿no es la novela, a pesar de todo, mucho más libre?

¿Creéis que el pasado, por el hecho de haber pasado, es algo ya acabado e inmutable? ¡Qué va! Sus vestidos están hechos de un tafetán cambiante y cada vez que lo miramos lo vemos de un color diferente.

¿Acaso no era hermoso que su lucha fuera un entierro y su entierro una lucha, que la vida y la muerte se unieran aquí de manera tan maravillosa?

Xavier vivía de un modo totalmente distinto al de los demás; su vida era un sueño; en ese sueño se dormía y tenía otro sueño y en ese sueño se volvía a dormir y volvía a tener otro sueño y de ese sueño se despertaba y se encontraba, por ejemplo, en el sueño anterior; y así pasaba de un sueño a otro sueño y alternaba en realidad varias vidas; vivía en varias vidas y pasaba de una a otra. ¿No era maravilloso vivir como Xavier?

Basta de iglesias (esa consigna le gusta mucho, se compone de sólo tres palabras y rechaza dos milenios de historia)

¿Es que realmente no se puede huir de la casa de los espejos?

Que el mundo lo vea con el martillo en la mano. Ella bien sabe que andar delante del rostro del mundo es algo muy distinto que irse al mundo.

Pero el poeta también conoce esa diferencia. ¡Y sólo él sabe cómo se siente la añoranza en la casa de la poesía!

Porque la madurez no puede dividirse; la madurez es completa o no es.

La juventud se encuentra en una situación mucho mejor: no tiene que cargar con ninguna culpa y la revolución puede convertirse en abanderada de la juventud como tal.