Cuando Constantine Kiriazis apareció después de dos años, Grace pensó que ya la habría perdonado por su falta de confianza y por cancelar la boda. Pero comprobó que ni su deseo por ella, ni el de venganza, habían disminuido.
Grace seguía enamorada de él. Constantine quería una relación con ella en la que dieran rienda suelta a la pasión, pero sin comprometerse. Pero al ver que Grace se derretía en sus brazos, Constantine empezó a preguntarse quién era el que se estaba vengando…