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Brenda Navarro,Diana del Ángel,Alejandra Eme Vázquez,Gabriela Damián Miravete,Alejandra Arévalo

Lucrecias

  • Yeni Rueda Lópezidézett3 évvel ezelőtt
    ¿cuánta fuerza hará falta para encajarse un puñal en el corazón? Ya no digamos la voluntad, sino cómo hincar un arma en un cuerpo vivo: es una fuerza que no imagino, que no conozco, que no deseo conocer nunca
  • MARIA LAURA RAFAEL CRUZidézett4 hónappal ezelőtt
    Pero si todas nos hubiéramos suicidado, luego de pedir venganza a nuestros hombres cercanos ¿habría cambiado algo? ¿Se habría declarado luto nacional y banderas a media asta? Tú encontraste en la muerte el único modo de responder a tu violación porque tu época te hizo creer que tu virtud, tu cuerpo y tu alma no tendrían sanación. En este futuro desde donde te hablo, esa sigue siendo una opción válida para quien así lo decida. Pero algunas hemos encontrado otros modos de sanar y de seguir.
  • MARIA LAURA RAFAEL CRUZidézett4 hónappal ezelőtt
    Entenderte no es difícil: la idea del suicidio después de una violación es casi natural. L
  • MARIA LAURA RAFAEL CRUZidézett4 hónappal ezelőtt
    el mensaje es siempre el mismo: si no te destruye o te autodestruyes, no podemos creer que hayas sido violada.
  • MARIA LAURA RAFAEL CRUZidézett4 hónappal ezelőtt
    La idea cultural de la mujer
    es obra exclusiva del varón.
    KATE MILLET
  • MARIA LAURA RAFAEL CRUZidézett4 hónappal ezelőtt
    [¿A dónde van las muertas que nos
    quitan todos los días?]
  • Ana Saenzidézett5 hónappal ezelőtt
    Aquí estamos todas, por Marina, por María, por Xóchitl, por mí, por ella, por ti. Por todas aquellas que dicen que fue su esposo, su novio, su hermano, su padre, el policía, el soldado, el gobernador, el presidente, el cantante, el artista, el de a lado, el de allá, el sin nombre, el amigo, los amigos, las manadas, las tropas, los gobiernos, las hordas, las guerras, las ideas, los de izquierda, los de derecha, los del centro que nos dan en el centro con el falo, con el puño, con las piernas, con los palos de escoba y las navajas y las pistolas.
  • Ana Saenzidézett5 hónappal ezelőtt
    ¿Puedes imaginar, Lucrecia, a mujeres que vamos por la vida sin un hombre que nos proteja? ¿Nos imaginas? Hemos roto el pacto de entrega femenina y quizá pensarías que esto supondría libertad para ambos, es decir: si la mujer no es propiedad de nadie, el hombre es eximido de ser un protector y no tiene que demostrar ser el macho alfa, el invicto, el intocable. Pero no, Patriarcado no va de la mano con Libertad.
  • Ana Saenzidézett5 hónappal ezelőtt
    Más que el color de tu pelo, me interesa saber cómo habría sido tu voz (cómo habrías sonado respondiéndonos esto), si era grave, aguda o rasposa. Si tus manos eran suaves o ásperas. Si en tus brazos se delineaba el esfuerzo que a diario implicaba cargar a tus hijos, el sol que quizá te pegaba del lado derecho y del izquierdo no, o si esa fortaleza estaba escondida porque la cubría carne tersa y pálida, como el pan y la leche, y tus uñas terminaban asomadas como almendras desnudas en los dedos.
  • Ana Saenzidézett5 hónappal ezelőtt
    Para los pendejos no hay nada más estimulante que contarse tu historia a su manera. Adoran a su Lucrecia muda, guapa, etérea: muerta. No saben que lo entendiste todo y que por eso no quisiste compartir más el mundo con ellos.
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