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Carolina del Olmo

Dónde está mi tribu

  • Armando El Guatequeidézett2 évvel ezelőtt
    No se trata de seguir indagando en los factores biológicos o psicológicos –siempre individuales– que hacen de una persona algo así como una buena madre responsiva, sino de imaginar cómo debería ser nuestro entorno para que a todos nos sea posible ser buenas madres. Necesitamos una organización social en la que ser madre no implique salirse del mundo ni hacer equilibrios imposibles; en la que participar activamente en la vida común no signifique mutilar la experiencia maternal ni externalizar el cuidado; en la que todo el mundo entienda y proteja la importancia de los cuidados. Es cierto que hace falta toda la tribu. Una tribu que nos permita ser madres y ser otras muchas cosas más a la vez; que nos permita elegir de verdad y, en el mismo acto, comprometernos. No una sociedad que nos fuerce a decantarnos por opciones igualmente defectuosas y a dar la espalda a lo que son ingredientes irrenunciables de nuestra constitución como personas
  • Armando El Guatequeidézett2 évvel ezelőtt
    Todas las madres con niños pequeños necesitamos sostén, acompañamiento, solidaridad, comprensión y resguardo de otros miembros de nuestra tribu. Pero claro, en el mundo occidental –especialmente en las grandes ciudades– nos hemos quedado sin tribu. Emprendemos la búsqueda solicitando apoyo y lo que encontramos más cerca es al señor que duerme en nuestra cama, que en la mayoría de los casos ha sido nombrado padre oficial del niño. Llamativamente suponemos entonces que toda la compañía, el cobijo, la ayuda, la disponibilidad y la empatía que una tribu entera nos hubiera prodigado, ahora debería provenir de una sola persona: el padre del niño. Tomemos en cuenta que una cosa es la inmensa necesidad de ser amparadas frente a la desesperación, la locura y las vivencias confusas que estamos experimentando desde el nacimiento de nuestros hijos, y otra es lo que un solo individuo puede ofrecer, reemplazando los roles de muchos. Cuando no vislumbramos nuestra realidad en forma global, creemos que las cosas se solucionarían si el varón regresara más temprano a casa, si cambiara los pañales de vez en cuando o si ganara más dinero. Es tiempo de admitir que somos solo dos personas –nada más que dos– y que tanto las madres como los padres estamos demasiado solos en la compleja tarea de acunar a nuestros hijos[5]
  • Nathalyidézettelőző év
    Tal vez no sea el primer paso de una revolución, pero sí es, al menos, un movimiento de resistencia.
  • Nathalyidézettelőző év
    Alguien tiene que criar y cuidar, y tiene que hacerlo con afecto, paciencia y responsabilidad. No, no tienen por qué ser las madres biológicas, ni tampoco las mujeres. Pero de ahí no se sigue que no sea asunto nuestro y que los procesos de liberación puedan desentenderse de esta cuestión.
  • Nathalyidézettelőző év
    De lo que no se habla es de esa inmensa cantidad de madres que optan por el trabajo asalariado sin convencimiento y permanentemente agotadas; del elevado porcentaje de las que desearían tener otro hijo pero en esas condiciones ni se lo plantean; o de esas otras madres que tienen recursos económicos para dedicarse al cuidado de sus hijos pero vuelven al trabajo casi con alivio tras dieciséis semanas de soledad, desorientación, ansiedad y aislamiento.
  • Nathalyidézettelőző év
    o que el discurso estándar oculta es que la «normalidad» de las jornadas de cuarenta horas semanales + guardería + una abuela para los apuros es no ya mejorable, sino directamente inaceptable. Lo que no se dice es que si no hay más madres (y padres) que abandonen el mercado de trabajo es porque el salario familiar es una quimera y porque las empresas saben cómo castigar a quienes hacen uso de la ley de conciliación.
  • Luhanaidézettelőző év
    El problema es una sociedad cuyas exigencias son radicalmente incompatibles con las necesidades de los bebés y también con las de quienes cuidan de ellos.
  • Nathalyidézett2 évvel ezelőtt
    Todas las madres con niños pequeños necesitamos sostén, acompañamiento, solidaridad, comprensión y resguardo de otros miembros de nuestra tribu.
  • Nathalyidézett2 évvel ezelőtt
    Nos aguantamos. Disimulamos. Movidas en parte por la vergüenza que da no amoldarse al ideal de fortaleza que vemos en las demás, y en parte por la falta de alternativas, nos aguantamos.
  • Nathalyidézett2 évvel ezelőtt
    La llegada de un hijo nos hace violentamente conscientes de la fragilidad intrínseca del ser humano, y también de su carácter social o relacional, de la imposibilidad del individualismo llevado a su extremo.
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