En un mundo con escasos medios de comunicación —con un solo museo francés público o apenas tres emisoras de radio locales—, la popularidad es más vertical. Los éxitos son más fáciles de controlar y de predecir. Pero hoy existen más de ochenta museos tan solo en la ciudad de Nueva York. En sitios de internet como Pandora, Spotify y Apple Music hay millones de emisoras de radio pública y personalizada. El poder de la prensa pertenece a cualquiera con un teléfono inteligente. En este mundo de abajo arriba donde la autoridad cultural está fragmentada en un millón de canales de exposición, los éxitos son más difíciles de prever y la autoridad es más difícil de proteger