Leer como un profesor

Por lo general, en las obras literarias observamos a personajes que son nuestros pares o incluso nuestros superiores, mientras que en una obra irónica observamos a personajes que luchan fútilmente con fuerzas que sin duda nosotros podríamos superar

La subasta del lote 49

La lluvia es quizá más misteriosa, tenebrosa, aisladora que ningún otro estado atmosférico.

Parte del atractivo es lo que yo llamo el factor “¡ajá!”, el placer que sentimos al reconocer el elemento familiar de una experiencia previa.

Creo que mientras la gente se aproveche de sus congéneres por puro egoísmo, los vampiros seguirán existiendo entre nosotros

Da la casualidad que James tiene otra historia famosa, “Daisy Miller” (1878), en la que no hay fantasmas, ni posesión demoníaca, ni nada más misterioso que una excursión a medianoche al Coliseo de Roma. Daisy es una jovencita estadounidense que hace lo que quiere, desobedeciendo las rígidas costumbres de la alta sociedad europea cuya aprobación desea con locura.

A veces los chupasangres más aterradores son completamente humanos.

Los victorianos fueron maestros de la sublimación. Pero, incluso hoy en día, cuando no hay límites relativos a temas o tratamientos, los escritores siguen utilizando fantasmas, vampiros, hombres lobo y todo tipo de criaturas aterradoras para simbolizar distintos aspectos de nuestra realidad corriente.

en literatura hay otra razón más: una comida es tan difícil de describir y tan poco interesante en sí misma, que realmente debe haber una razón de peso para incluirla en la historia

Los hombres de cuarenta y cinco años, o bien se conocen a sí mismos, o bien nunca lo harán, mientras que a cualquier jovencito de dieciséis o diecisiete le queda mucho camino por recorrer