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Catherine Millet

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  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    La prisionera que tanto había esperado su libertad, y que se había acostumbrado a proyectarse en un futuro hipotético, no creía en la existencia del carcelero que, cuando acababa de pronunciarse una sentencia terrible, le abría la puerta; por reflejo, se refugiaba en el fondo de la celda.
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    Le oí repetir: «¿Qué he hecho? ¿Pero qué he hecho?...» Tenía la página en la mano. Se acercó a mi lado. Su cara era tan vaga como una figura de sueño. De hecho, yo asistía a la escena desde el mismo lugar indefinido que se ocupa en un sueño, por una parte omnisciente, por otra incomunicable. Sobre todo le oía. Decía que nunca debería haberlo hecho, que lo sabía, «además, mira...»; percibí que rompía la hoja. Tuvo que acuclillarse, por fuerza, para ponerse a mi altura, cogerme las manos o los brazos, pero yo estaba tan lejos que no sentí el contacto. No tenía siquiera la sensación de mi propia presencia. Era como si él hubiera interpretado la escena solo, delante de un charco de ácido que gradualmente hubiera devorado la realidad. Pregunté: «¿Va a venir Jacques...? ¿Va a venir alguien?»
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    La razón no se manifiesta al principio mediante el razonamiento, sino por medio de lo que parece ser su opuesto, los automatismos que inducen a alguien sumido en una gran desgracia, un duelo, una enfermedad grave, a no disminuir su cuita o su angustia con reflexiones metafísicas, sino organizando los desplazamientos de su cuerpo entre los objetos que le rodean, pensando metódicamente en el lugar que cada uno ocupa –por ejemplo, ponerse a limpiar la casa–, o aprendiendo o reaprendiendo a nutrir su cuerpo, como si debiese volver a recorrer el trayecto de la conciencia humana desde los primeros actos de supervivencia.
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    Tengo el recuerdo de que cuando ya no lograba articular algo con la esperanza de que me comprendieran, tampoco veía ya manifestarse más que a miembros dispersos. La sensación ligera, fluida, de habitar un cuerpo entero se transformaba en un puro reflejo de resistencia a dos fuerzas opuestas, tan poderosa una como la otra. Estaba la lava de las palabras impronunciables por inútiles que me paralizaba la lengua hasta la glotis, me tensaba el cuerpo, y estaba todo lo que era exterior a mí, las paredes de la habitación, el techo, la espalda de Jacques, que se había vuelto, que no formaban más que un bloque que me rechazaba.
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    Lejos de frenar el brote del mal, la inteligencia que se posee de él lo adorna con todos los brillantes que lo realzan: sabemos detectar la pulsión que se despierta, no ignoramos en absoluto los estragos que va a causar, seguimos siendo capaces de movilizar nuestros recursos morales, nuestras facultades de raciocinio para intentar contenerla, pero nada detiene el gesto que terminamos haciendo. Solamente entonces se oscurece todo, la bruma de la culpabilidad y los remordimientos nos invade el ánimo, porque la función de esta pulsión habrá sido, en definitiva, no ocultar sólo algunas franjas de la conciencia, sino barrerla por completo; sólo la habrá mantenido viva para mejor aniquilarla.
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    No he entendido nunca el mutismo con el que Jacques, cada vez más a menudo, decidía interrumpir las explicaciones, no he sabido nunca lo que, en un momento determinado, motivaba esa actitud. Se volvía hacia un lado, yo le preguntaba si estaba enfadado, él decía que no y punto final, ya no obtenía respuesta, podía intentarlo otra vez al día siguiente y también al siguiente, apoyarme en su brazo, clamar su nombre como si le hubiese visto partir lejos, o tratar de convencerle, hablando, por el contrario, suavemente, de que la crisis había pasado, o pedirle que al menos repitiese la palabra, el reproche que yo le había hecho y que le había herido, él se retraía, me aseguraba que había que dejar actuar al tiempo, que aquello pasaría y, en efecto, dos, tres, cuatro días más tarde, sin que yo comprendiese un poco mejor lo que le impulsaba, me hablaba de un tema corriente y esta vez el tono, el flujo de su voz eran desenvueltos. Cuanto más me atraía la figura misteriosa que ocupaba mis fantasías, tanto más la persona real me privaba de todos mis recursos. Durante estos periodos de silencio, el rostro de Jacques era el de un transeúnte que sigue su camino en la calle, impasible, enfrascado en sus pensamientos y que, si tropieza por descuido con otro viandante, se disculpa educadamente, mirando a otra parte. El colmo era que la indiferencia de Jacques hacia mí, que yo buscaba en mis fantasmas, suscitaba el pánico cuando la manifestaba de verdad. No era capaz entonces de prever y de esperar el momento en que de nuevo me dirigiese la palabra; o, mejor dicho, estaba inmersa por toda la eternidad en aquella espera.
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    En ocasiones, sin decir una palabra, él se apoderaba de la marioneta inerte que tenía a su lado y, tras haberse erguido y colocarla entre sus muslos, le alzaba los riñones. Yo le dejaba hacer también sin decir nada, me abandonaba al bamboleo de mis miembros y mis carnes, y la desdicha que me ahogaba unos instantes antes engrosaba finalmente la onda del placer que me transportaba. Después, nos dormíamos por fin.
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    Era inconciliable exigir de él la máxima atención, tal como yo hacía en aquellos momentos, y revelarle al mismo tiempo la ficción en que su indiferencia, su desprecio hacia mí me excluían de su vida sexual. Aguardaba que me liberase el mismo a quien yo había convertido en el verdugo de mi suplicio insoportable y gozoso. El fango negro en mi boca se esparcía como una lava que se coagula, y pronto ya sólo dispondría, como órgano sensible, de mi piel, que esperaba que Jacques solicitase deslizando sobre ella el dedo índice.
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    Quizá me hubiese hecho entender mejor si, en lugar de servirme de tópicos, y si en vez de imprimir pequeñas torsiones exigidas por mis fantasmas a hechos insignificantes de la vida cotidiana, hubiera comenzado por referir estos fantasmas.
  • Xochitl Mesegueridézett3 évvel ezelőtt
    Huelga decir que todos estos argumentos no servían para facilitar a Jacques las claves que le permitieran comprender lo que me sumía en una angustia semejante; incluso le disuadían de compadecerse.
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