Historia De La Noche

El pasado me acosa con imágenes.

Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
Y mi ventura, inagotable y pura

Y pensar que no existiría
sin esos tenues instrumentos, los ojos.

Soy la carne y la cara que no veo.
Soy al cabo del día el resignado

Soy a veces la dicha inmerecida.
Soy el que sabe que no es más que un eco,
El que quiere morir enteramente.

Ya estabas aquí antes de entrar
y cuando salgas no sabrás que te quedas.

Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
Y mi ventura, inagotable y pura.

Me veía dormir en la montaña
Y lentamente descendió a mis brazos
Oro y amor en la encendida noche
Yo apretaba los párpados mortales,
Yo quería no ver el rostro bello
Que mis labios de polvo profanaban.
Yo aspiré la fragancia de la luna
Y su infinita voz dijo mi nombre.

Dormir para soñar y para el otro
Sueño lustral que elude la memoria
Y que nos purifica del gravamen
De ser aquel que somos en la tierra.

El Libro de las Noches está hecho
De cifras tutelares y de hábitos