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Virginia Woolf

Orlando

  • María Fernanda Herrera Muñozidézett8 hónappal ezelőtt
    Basta mirar por la ventana abejas entre flores, un perro que bosteza, el sol que declina, basta pensar «cuántos soles veré declinar», etc., etc. (el pensamiento es harto conocido para que valga la pena escribirlo),
  • Miguel Guisaidézett2 évvel ezelőtt
    No hay ser humano que no oscile de un sexo a otro, y a menudo sólo los trajes siguen siendo varones o mujeres, mientras que el sexo oculto es lo contrario del que está a la vista. De las complicaciones y confusiones que se derivan, todos tenemos experiencia; pero dejemos el problema general, y limitémonos a su operación en el caso particular de Orlando.
  • Julieta Navarreteidézett2 évvel ezelőtt
    Orlando se paró. ¿Sería un poeta? ¿Estaría escribiendo versos? «Dígame —hubiera querido decir—, todas las cosas del mundo» —porque tenía las ideas más extravagantes, más locas, más absurdas sobre los poetas y la poesía — pero, ¿cómo hablar a un hombre que no le ve a uno, que está viendo sátiros y ogros, que está viendo tal vez el fondo del mar?
  • Sol Ríosidézett3 évvel ezelőtt
    Esas cosas la indujeron a aceptar el nuevo descubrimiento —de la Reina Victoria o de quien fuese— de que a cada hombre y cada mujer le corresponde vitaliciamente otro, que lo mantiene, o que tiene que mantener, hasta que los separe la muerte.
  • Sol Ríosidézett3 évvel ezelőtt
    y así podríamos seguir una media docena de páginas, pero el estilo es aburrido y mejor es dejarlo
  • Sol Ríosidézett3 évvel ezelőtt
    Si nos detenemos, es tan sólo porque el catálogo es cansador, no porque se haya concluido.
  • Sol Ríosidézett3 évvel ezelőtt
    corrigió y rompió; omitió; agregó, conoció el éxtasis, la desesperación
  • Sol Ríosidézett3 évvel ezelőtt
    Al cabo de esperar cuarenta minutos la solución de tales preguntas, y de comprobar que no viene, sigamos con el cuento.
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