Según la teoría del doctor Patrick David Wall, un eminente investigador británico del dolor, el dolor agudo no es una percepción general del cerebro sino una percepción relacionada con una acción que ha de tomarse. El cerebro sólo puede procesar la información sensorial necesaria para emprender una decisión a la vez. Cuando intentas escapar a nado de un tiburón o estás en medio de una batalla, cuando participas en una maratón o, simplemente, estás preocupado con una sesión de psicoterapia importante, tu cerebro sólo se ocupa de ese objetivo y, por lo tanto, no presta atención a los impulsos sensoriales provenientes de una lesión y no genera su correspondiente experiencia de dolor. De hecho, muchos de esos impulsos ni siquiera llegan al cerebro. La «teoría de la compuerta», o de la puerta de entrada, que Wall y su colega Ronald Melzack desarrollaron en 1965, señala que existen una serie de «compuertas» neuroquímicas en la médula espinal que inhiben toda información no deseada