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Marco d'Eramo

Dominio

Una contundente y argumentada denuncia de lo que no funciona en nuestra sociedad y un útil manual de resistencia.
Lo admitió nada menos que el mismísimo Warren Buffett a preguntas de un periodista del New York Times: «Es evidente que hay una guerra de clases, pero es mi clase, la clase rica, quien la encabeza, y estamos venciendo.» Este libro analiza esa guerra sigilosa que libra el neoliberalismo, y que enfrenta a poderosos contra pobres, a élites contra ciudadanos, a gobernantes contra súbditos. Es una guerra que se lucha en ámbitos muy diversos, desde la economía y la ideología hasta el lenguaje: por ejemplo, si quieres acometer una privatización o serios recortes llámalo «reforma»; por ejemplo, estigmatiza conceptos como «lucha de clases»…
Una guerra en la que fundaciones con intereses muy concretos financian a universidades y centros de investigación para que dejen bien claro que el único régimen económico viable es el capitalismo. Para ello hay que tachar a cualquier oposición a las políticas neoliberales de comunista, y acusarla de atentar contra las libertades individuales.
Marco d’Eramo nos propone una contundente y argumentada denuncia de lo que no funciona en nuestra sociedad y un útil manual de resistencia ante las manipulaciones y abusos del poder económico.
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Idézetek

  • Talia Garzaidézett3 hónappal ezelőtt
    El capital humano es para la economía como el alma para la religión: al igual que, según las diversas creencias, cada persona tiene un alma –que no se ve, pero existe–, de la misma forma hay en cada uno de nosotros un «capital», invisible, inmaterial, que impregna al individuo del empresario de sí mismo. Todos somos capitalistas, por lo tanto, desde el lavaplatos inmigrante al oligarca
  • Talia Garzaidézett3 hónappal ezelőtt
    que es que somos todos propietarios, desde el jornalero mexicano hasta el minero negro sudafricano o el banquero de Wall Street. Ahora bien, ¿de qué somos propietarios exactamente, cuando, por ejemplo, no poseemos dinero ni objetos materiales? Somos propietarios de nosotros mismos: es decir, nosotros mismos constituimos nuestro propio capital. Cada uno es propietario de sí mismo, es decir, de su propio capital humano: propietario de su propia empresa, es decir, de sí mismo, que invierte su capital: de ahí la noción de capital humano: «La especificidad del capital humano es que forma parte del hombre. Es humano porque está encarnado en el hombre, y es capital porque es fuente de futuras satisfacciones, o de futuras ganancias, o de ambas.»
  • Erick Crespoidézett2 évvel ezelőtt
    es fundamental que los portavoces del sistema empresarial sean mucho más agresivos que en el pasado

Könyvespolcokon

  • Editorial Anagrama
    Anagrama
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