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Giovanna Rivero

Tierra fresca de su tumba

  • Carlos. J. B.idézett3 évvel ezelőtt
    Era un viejo sin tiempo. Quizás de eso se trataba naufragar.
  • Alicia M. Maresidézett4 évvel ezelőtt
    , tratando de proteger con mi cuerpo la espalda crística de Joaquín, ese lienzo deshidratado donde ni siquiera asoma un lunar, solo la insinuación de los omóplatos, prueba incontestable de la negativa divina a convertirnos en mejores criaturas, en ángeles caídos o pájaros de una especie ordinaria pero feliz.
  • Alicia M. Maresidézett3 hónappal ezelőtt
    Esa vez cultivaron soya. Y la soya a la larga los salvó. A la señora Keiko siempre le gustó pensar que el shinrei de su madre los había ayudado encarnándose en el espantapájaros que clavaron en medio del sembradío.
  • Alicia M. Maresidézett3 hónappal ezelőtt
    Una florcita que se abría, un brote mínimo que nadie notaría, pero que estaba allí, con toda la contundencia de una vida nueva. Esas sí eran verdaderas piezas de origami, dobladas con tal delicadeza por una divinidad alta y perfecta que, aunque ella se esforzara, jamás podría imitar todos esos pliegues y bordes.
  • Alicia M. Maresidézett3 hónappal ezelőtt
    A través del vidrio, el pequeño vuelo de aquellos insectos estaba lleno de belleza. Eran moscas, la mayoría azules, y emanaban de los cuerpos como un espíritu metálico.
  • Alicia M. Maresidézett3 hónappal ezelőtt
    La casa de la madre de Coronado se ha ido arrumando hacia la pared del fondo, pronto va a caber en el huertito de calaminas. Es lo que hace el sol del atardecer con las casas de techo bajo, las achica, las ovilla, arrastrando las sombras de los muebles hacia un punto discretamente luminoso.
  • Alicia M. Maresidézett3 hónappal ezelőtt
    ¿Qué día tiró usted el cuerpo al mar, Amador? ¿Cuándo fue eso? ¿Rezó? ¿Por lo menos, rezó?, insiste la mujer con los ojos húmedos, pero que no desaguan una sola lágrima, como si ella tuviera la potestad de administrar el alivio o la penitencia del llanto.
  • Alicia M. Maresidézett3 hónappal ezelőtt
    Miró a los pájaros y solo vio orgullo y belleza en su vuelo alto. Miró a las vacas, sus ojos lánguidos y piadosos, y se sintió mejor. Si no fuera pecado, si todo no fuera pecado, se habría sentado a mugir allí mismo, en medio de la granja. Sí, porque aunque en ese momento no lo sabía, de entre todas las cosas, eran las vacas las criaturas que Elise iba a extrañar con el corazón hecho un escarabajo. No a esos ruiseñores sin alma ni a los árboles colosales y de panza inflamada como una hembra encinta.
  • Alicia M. Maresidézett3 hónappal ezelőtt
    A ella también, cuando canta, se le brotan azules como riachuelos subterráneos las venas de las sienes. Eso es cantar con amor, dice su padre. O decía.
  • Michel Ornelasidézettelőző év
    Me parecía inconcebible que Dani no viera lo mismo que yo veía. ¿Acaso no éramos hermanos?
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