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Mario Montalbetti

Perro negro, 31 poemas

  • Sara Gabrielidézettelőző év
    Viste, Séneca,

    nadie ama a su mujer porque es hermosa

    sino porque es la suya,
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    En ese sentido, más que preocuparse en construir imágenes inconclusas o valerse de símbolos ya manidos, el poeta optaba por desmontar las estructuras de su propia enunciación, por explorar las demás aristas de las palabras y, en especial, por dar cabida a la reflexión sutil y punzante en sus versos.
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    Su apuesta estética —y solitaria— no era por los significados, sino por los significantes.
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    En la cafetería de los 10000 cafés

    las moscas hacen una escala técnica

    en su ruta hacia el próximo estiércol.

    Mi fe en el año 81 es ciega.

    Por ahora

    abastecer de combustible a las moscas

    es suficiente.
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    Antes un arcoíris que amarte, pequeña,

    ya no te quiero

    ahora amo a una mujer

    que disuelve sus cuerpos

    en las lluvias del otoño

    iluminada/anudada/inundada

    por el neón brillante

    del poste de alumbrado público.
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    Las personas que he amado

    se han ido. Ahora

    tengo el corazón(

    contento tengo el corazón

    contento lleno de alegría)

    deshabitado
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    Entonces dejaste el deporte

    y comenzaste a engordar

    por el tiempo en que te dije

    que ya no te quería

    y todo por una rubia hermosa

    que conocí de pura casualidad
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    No hay más amor que el perdido

    amor ni más tristeza que el amor que habrá.

    He amanecido en la estación del ferrocarril

    pegado a las bancas de madera.

    He enterrado a mi séptima mujer

    y el campo no me ha entregado la siguiente.
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    Ahora sólo recuerdo que no habita ningún haiku

    que no habita ningún bosque perfecto

    que su vientre es oscuro como una piedra

    que aborrece el silencioso ascenso de la espuma

    del mar de la cerveza de la boca del perro,

    sólo recuerdo que afeitarme la cansa radicalmente.

    Ahora sólo recuerdo que he perdido la costumbre

    de esperarla sobre las bancas verdes del parque

    que sus dedos son una gran metáfora de la artritis

    ahora sólo recuerdo que cuando íbamos a la playa

    el mar la violaba con violencia

    ahora sólo recuerdo una inmensa infinita ira.

    ¿Dónde está mi mujer, mi mujer

    la mujer que más amé?
  • Sara Gabrielidézettelőző év
    no tendré noticias tuyas sino hasta después

    de un año. El tono de mi vida habrá cambiado.

    Perderé la costumbre de leer y pasaré

    las noches (los días me serán casi imperceptibles)

    tratando de entender las constelaciones
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