Lady Cristiana Kendal solo quería sentirse viva cuando le permitió a Adam Brighton estar con ella en la cama. Ahora ella tenía una hija que planeaba nunca permitir que él descubriera. Eso fue hasta que el duque de Danby convocara a Adam a pasar las vacaciones de Navidad en Yorkshire, y él apareciera ante su puerta. Ahora, debía elegir entre su deseo por él y su determinación de proteger a su hija del pícaro que nunca la reclamaría.