Olvídate del «cuarto propio». Escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o mientras haces filas en el departamento de Beneficio social, o en el trabajo durante la comida, entre dormir y estar despierta. Yo escribo hasta sentada en el escusado. No hay tiempos extendidos con la máquina de escribir a menos de que seas rica, o que tengas un patrocinador (puede ser que ni tengas una máquina de escribir). Mientras lavas los pisos o la ropa escucha las palabras cantando en tu cuerpo. Guando estés deprimida, enojada, herida, cuando la compasión y el amor te posea. Guando no puedas hacer nada más que escribir