¿Qué nos lleva a leer viciosamente? ¿Qué revela sobre nosotros, yonquis de las letras? ¿Quiénes somos, por qué nos odian? Buscar una respuesta tal vez sirva de elogio de la literatura. Con eso basta. El lector compulsivo vive mil años todas las noches. No está mal para una especie como la nuestra, obsesionada con la inmortalidad